"Las sociedades hipermodernas buscan que sus ciudadanos estén satisfechos con sus vidas porque es una paradoja muy dolorosa para el individuo vivir en una sociedad opulenta que cubre sus necesidades físicas y materiales, pero que no le hace feliz"
Con esta cita de Lipovetsky, Fernández-Berrocal anima a cuestionarnos sobre el tipo de población que formamos en las más diversas aulas del mundo, centrando la responsabilidad que le atañe a la escuela como institución clave en la génesis de ciudadanos. El artículo publicado por el psicólogo favorece la reflexión de nuestra práctica pedagógica al indagar cómo influye en nuestros estudiantes la -muy en boga- Inteligencia Emocional, instando a que los organismos competentes encargados de impulsar políticas educativas la valoren (y consideren) al momento de generar lineamientos pedagógicos pensando en una sociedad que, parafraseando a Fukuyama, está desencantada de la vida.
Una vez leído el artículo podremos re-pensar acerca de si hacemos relucir lo mejor de nuestros estudiantes y nosotros mismos, basados en la educación socioemocional.
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